El Monte de los Olivos se alza en el valle de Kidron, justo al este de la ciudad antigua. Verde, fértil y en la actualidad con más iglesias, capillas y cementerios que olivos, su cumbre ofrece una vista magnífica de toda Jerusalén y en la otra dirección del desierto de Judea, el valle del Jordán y las montañas de Moab. El monte está cargado de significado bíblico: se cita en el Antiguo Testamento como el lugar donde David lloró la muerte de su rebelde hijo Absalón (2 Sam 15, 30) y también está estrechamente relacionado con la figura de Jesús, que solía caminar por allí desde Betania hasta Jerusalén.
Existe una minúscula mezquita conocida como capilla de la Ascensión, donde hubo una iglesia desde el 390 d. C. El pequeño edificio actual data de la época de los cruzados y fue convertido en mezquita por Saladino en 1198. La pequeña cripta mortuoria que hay junto a la mezquita tiene interés para las tres religiones: los judíos creen que contiene la tumba de la profetisa Hulda, una de las únicas siete profetisas que se mencionan en el Antiguo Testamento; los cristianos dicen que es la tumba de Santa Pelagia y los musulmanes afirman que Rabi'a al-Adawiya, una mujer santa del siglo V, está enterrada allí.


A mitad de este mismo escarpado camino se encuentra la iglesia rusa blanca de Santa María Magdalena, cuyas siete cúpulas doradas la convierten en otro de los puntos emblemáticos de Jerusalén. Fue mandada erigir en 1885 por el zar Alejandro III al antiguo estilo ruso. Su cripta alberga los restos de su madre, la princesa Alicia de Grecia.

Enmarcando la entrada hay un impresionante arco de mosaico de estilo bizantino; en la nave se ve la roca donde se dice que Jesús lloró antes de ser arrestado. Ésta, junto a gran parte del pavimento de mosaico, pertenece a la iglesia del siglo IV.

Una vez que se desciende del monte, a la derecha está la tumba de la Virgen, el supuesto lugar donde se enterró a María. Algunos escritores del siglo IV situaban en el lugar una iglesia, aunque lo único que encontraron los cruzados fueron sus ruinas. En 1130 la reconstruyeron los benedictinos y más tarde, después de que se marcharan los cruzados, los franciscanos se hicieron con ella; desde entonces ha estado en manos de griegos, armenios, sirios, coptos, abisinios y musulmanes. Allí se encuentra la tumba de la reina cruzada Melisanda, que murió en 1161, y enfrente el panteón de los miembros de la familia de su hijo el rey Balduino II; en el centro hay una cripta bizantina. La tumba de piedra de María es venerada también por los musulmanes, porque, según se dice, Mahoma, en el viaje que realizó de noche de La Meca a Jerusalén, iluminó la tumba de María.
A muy poca distancia está la gruta de Getsemaní, que compite con la iglesia de Todas las Naciones por ser el lugar donde Jesús oró.